Bien
16-08-2020 deandar.com
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Este
Dejamos el coche en el puente de les Molleres, un saliente de la carretera CG-2 que baja de Canillo un poco antes de la rotonda de Meritxell, es el estacionamiento del Toll Bullidor. En fines de semana suele ser un párquing bastante concurrido.
Desde el estacionamiento vemos el panel informativo y los indicadores de la ruta. Subimos un par de rampas aseguradas con barandillas de madera y empezamos el camino de descenso.
En algunos puntos la bajada está protegida con barandillas de madera
La ruta al Toll Bullidor es en constante bajada y discurre en paralelo al curso del río la Valira Oriental. Al ser cara este suele estar bastante soleada y tener poca nieve y hielo en invierno, pero consultar para evitar sorpresas durante los meses de más frío.
Los tramos con más pendiente están asegurados con unas barandillas de madera que hacen de quitamiedos o con cadenas para ayudar en la progresión, pero es accesible para hacerla con toda la familia.
La caminata se hace en poco más de una hora pero si nos cansamos rápido, hay un primer mirador a los 450 metros donde reposar y contemplar las vistas al pueblo de Meritxel y su vanguardista Basílica Santuario de Nuestra Señora de Meritxell. El mirador vendrá bien para descansar en el regreso y para buscar la orquídea saúco que en temporada crece silvestre por aquí.
Vista de la Basílica Santuario de Nuestra Señora de Meritxell de Ricardo Bofill
En el último tramo el camino se vuelve algo más agreste y pierde desnivel más rápido, es donde nos encontraremos con una sucesión de pasos equipados con cadenas y peldaños de madera que ayudan en la progresión, pero que apenas usaremos.
En caso de lluvia las cadenas pueden ayudar a evitar resbalones
Vista hacia arriba de las escaleras de acceso al mirador
El estético salto de agua del Toll Bullidor
El camino se abre a una primera plataforma de madera y a las escaleras de bajada al mirador del salto de agua del Toll Bullidor, con espacio limitado a 12 personas. Tendremos una vista sin obstáculos al salto que suele bajar con bastante agua. No hay acceso directo al río, quedamos a unos 15 o 20 metros por encima.
La visita merece la pena, más incluso que por el salto de agua, por la propia plataforma colgada sobre el río que hace de mirador. Es una buena matinal para ir despertando los sentidos con los más pequeños de la casa.
El regreso es por el mismo camino de la ida, ahora toca recuperar el desnivel perdido y buscar las orquídeas mientras aprovechamos para descansar en el mirador.