Bien
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15'
5'
1 h. 40'
25 m.
6 km
250 m.
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A 25 km de Millau, debemos tomar la D992 dirección Saint-Afrique. Al llegar a Saint Rome tomamos de frente la D999 para desviarnos al poco rato hacia Roquefort D23.
La ruta de las Echelles (escaleras) nos lleva a lo alto de la meseta del Combalou donde antiguamente pastaban las ovejas del "Mas de Roquefort". El camino está totalmente señalizado con el dibujo de una escalera roja y a pesar de su corta duración, no es un sendero muy transitado.
Como se trata de una ascensión, la primera parte es un poco dura, se sube constantemente un desnivel considerable y sin tregua. En la mitad de la subida encontraréis una pedrera, que se debe cruzar y poco después un puente metálico.
Unos pasos más adelante encontraréis las dos escaleras de 2 metros de altura cada una. Se dice que cada día los pastores utilizaban las escaleras como atajo para bajar por su comida, lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta los altos peñascos que rodean Roquefort y que la mejor zona de pastoreo se encuentra en el altiplano.
Justo al llegar a la meseta podemos apreciar los restos de una masia-refugio para las ovejas y cuanto los árboles nos lo permitan, tendremos unas vistas espectaculares: al sur la meseta de Larzac, al este el círculo de Tournemire, al oeste el valle de Cernon y abajo, a nuestros pies, Roquefort.
Caminamos por la meseta junto a la cornisa, entre un espeso bosque de pinos, cuidadosamente ordenado y talado. En 25 minutos empezamos el descenso, por la cara sud-este del altiplano. La bajada es muy fácil y se dirige al "col de Aiguières" donde cabe la posibilidad de tomar el camino a Tournemire (otro pueblo) y alargar la caminata (1h 30m).
Hacia Roquefort caminamos junto a altas paredes en medio de una delgada y profunda depresión pero siempre con una frondosa vegetación que nos resguarda. Es la mejor parte del camino y no las escaleras como pensabamos en un principio.
La senda llega a la ermita de Saint Pierre, de la que sobrevive una de sus paredes. Sólo nos queda cruzar la villa por sus estrechas y muy aprovechadas callejuelas, a veces con el característico olor a queso y sorprendernos que en tan pequeño y accidentado pueblo se produzca todo el Roquefort consumido en el mundo.
El queso Roquefort se madura lentamente en las bodegas naturales del pueblo, tradicionalmente situadas en el interior de cuevas. Éstas, con un sistema de ventilación natural y 'único' llamado fleurines, se formaron por el derrumbamiento de la meseta del Combalou. Aunque existen muchos quesos azules, todos los quesos que llevan el nombre Roquefort se elaboran aquí.