Vía ferrata | Croqueta de Obarra

Comentario escrito por   Jorge » hace 6 años

Realizada el lunes 2 de abril de 2018. Una de las vías ferratas más espectaculares que hemos subido, y hemos hecho hasta la fecha unas 26, con varias repeticiones en algunas de ellas. Tanto el cable de vida como las cadenas, puentes y grapas están en un estado impecable. El principal peligro en esta vía son las rocas (no podemos valorar los escapes porque no los usamos). Los equipadores han concebido el recorrido para que se use en muchos pasos la presa natural, incluso han utilizado cemento (o un material muy parecido a él) para que algunas de esas presas naturales no se vengan abajo, pero es imposible preverlo todo. En la penúltima aguja, un trecho largo después del segundo puente, agarré una roca de unos 25 ó 30 kilos con la mano izquierda para superarme y salió por los aires golpeándome en la rodilla izquierda, aunque lo peor fue el tirón en el costado izquierdo al caer y quedarme colgado de la daisy chain de 1 metro que había mosquetoneado a una grapa mientras descansaba, viendo como la roca se hacía pedazos al impactar contra el suelo unos 30 ó 40 metros más abajo. Por suerte no iba nadie detrás de nosotros. No hay que infravalorar la sacudida que te puede infligir cualquier caída por mínima que sea cuando el elemento de sujeción no es dinámico. El resto de vía hasta el final fue un calvario por el dolor en el costado al hacer fuerza con los brazos. Pero la vía ferrata es tremenda.
Y llegó la hora de las K, amigos... ¿Esta ferrata K4? Ni de coña. Lo diré de otra manera por si no se me ha entendido: ¿¿¿Estamos lokos???
Subimos la Foradada del Toscar tres días antes, y siendo una vía ferrata preciosa, al lado de la Croqueta es un paseo por el parque una mañana clara de primavera mientras escuchamos embelesados los alegres trinos de los pajarillos. ¿Como pueden ser las dos K4? Esta vía es mucho más complicada, expuesta y dura que las Agullas Rodones (K5), la Cast-Urquiza-Olmo (K5), o la Urquiza-Olmo (K5 también), por no hablar de la Cal Curt, que siempre ha sido una K5 de juguete.
En fin, un ferratón imprescindible.

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