Comentario escrito por   Jorge » hace 8 años

Nueva visita a esta vía ferrata. Vamos directamente a los famosos techos, ese fantástico lugar de entrenamiento, como bien sabes, Marcel. Hoy no estoy muy inspirado y hago el super-techo descansando una vez colgado de uno de los peldaños superiores. Pero el personal que pulula por allí está en un estado de forma acomplejante: suben el super-techo, lo destrepan ("Hey, puedes usar mi cuerda para rapelar si quieres..."). El punto álgido de la tarde tiene lugar cuando un joven que ha subido ya el super-techo tres veces, intenta el techo horizontal. Yo acabo de llegar al suelo después de rapelar cuando observo que está teniendo problemas para superar el techo horizontal. Entonces me doy cuenta de que el joven no lleva disipador ni nada que lo una a la línea de vida. Noto cómo el corazón se me pone en la garganta. La pareja de ferratistas que está justo debajo de él están tan acojonados como yo. La chica sale corriendo mientras grita que no quiere verlo. El joven intenta desesperadamente apoyarse en algún lugar con los pies mientras su cuerpo cuelga en el vacío. En el último segundo, cuando el desastre parece inminente, consigue apoyar la punta del pie en un agarre y sacando fuerzas de flaqueza consigue superar el techo horizontal. El chico de la pareja de ferrateros y yo nos miramos con un alivio tan tangible que se podría fotografiar. Lo he pasado peor que cuando tuve que bajar los primeros treinta metros de la Feliz Navidad por el cable de vida. El chico no baja rapelando por mi cuerda que cuelga del super-techo y desaparece por el escape del tramo k5. Lo hubiese felicitado por su innegable valentía, y luego le hubiera tirado de las orejas por el malísimo rato que me hizo pasar. Vamos, que me inspiró sentimientos encontrados.
En fin, nota informativa: en el flanqueo entre el escape k5, al final de la ferrata, y el super-techo hay una roca estrecha de unos tres palmos de longitud que puede servir de apoyo para los pies pero está bastante inestable y podría caer en caso de apoyar en ella un peso excesivo. Atención, pues.